Un reciente seminario de Alessandro Mongily[1] en el Gabinete de Comunicación y Educación de la UAB ha brindado la oportunidad de considerar el valor de la teoría del actor-red en el análisis de las comunicaciones sociales en la actualidad.
¿Qué es la teoría del actor-red?
La teoría del actor-red[2] -fundada y difundida, entre otros, por Bruno Latour- trata de describir la acción conjunta, inextricable, de los seres humanos y de las tecnologías. Es una teoría de la acción y de la estructura social que integra -sin separar a priori-personas y máquinas (o artefactos técnicos), y, por tanto, no distingue entre “lo social” y lo “no-social”. Y es, al mismo tiempo, una teoría sobre el movimiento de montaje o ensamblaje de los elementos de la sociedad que llevan a constituir conjuntos y colectivos. Se entiende, desde esta teoría, que el movimiento de ensamblaje de la sociedad, y de las acciones de los seres humanos, es un continuo en el que tecnología y personas se alían y se funden.
Latour reclama, en consecuenica, un nuevo punto de vista sobre las sociedades humanas que sea capaz de describir el movimiento constante de ensamblaje que se produce en el escenario sociológico y tecnológico: “the social is further detected through the surprising movements from one association to the next; those movements can either be suspended or resumed; when they are prematurely suspended, the social as normally construed is bound together with already accepted participants called ‘social actors’ who are members of a ‘society’; when the movement toward collection is resumed, it traces the social as associations through many non-social entities which might become participants later; if pursued systematically, this tracking may end up in a shared definition of a common world, what I have called a collective; but if there are no procedures to render it common, it may fail to be assembled” (p. 257).
Tecnologías y personas
Según José van Dijck, la teoría del actor-red “aims to map relations between technologies and people an tries to explain how this relations are both material and semiotic”. De este modo, la teoría del actor-red ofrece “the analytical armamentarium necessary to understand both the technology itself and the integration with human interaction” -Van Dijck, J., (2013:27).
Lo que diluye este enfoque es la antigua visión de la tecnología como mero instrumento de una acción humana pre-existente. Por el contrario, propone una visión integrada. No se puede comprender la acción humana sin entender cómo ésta viene modificada, condicionada y posibilitada por una tecnología que, al mismo tiempo, es cambiada y alterada –en un flujo continuo- por la misma acción de las personas.
Así pues, el nuevo agente social es un híbrido de relaciones y sustancias entre seres humanos, máquinas, lenguajes, semióticas y programaciones.
El momento de la teoría del actor-red
¿Por qué en los últimos tiempos la teoría del actor-red está siendo tan influyente en las ciencias sociales y en el estudio de la comunicación?
Las causas son diversas. La primera de ellas tiene que ver con la epistemología y con la absoluta y, al mismo tiempo, vieja necesidad de disponer de enfoques holísticos y organizados ante un escenario social tan complejo y difícil como el actual.
Cuando la variedad de fenómenos, procesos y situaciones es tan amplia, solo las teorías que son capaces de organizar una visión sistémica y, a la vez, integradora, pueden ser útiles.
En este sentido, la teoría del actor-red se basa en los principios de la epistemología estructural y reconoce la importancia de la noción de sistema, por la cual, un elemento concreto e individual no tiene significado si no se entiende en el conjunto de relaciones que contrae con otros elementos del contexto. Aquí, por tanto, la teoría del actor-red guarda estrecha relación con el estructuralismo, la teoría de sistemas e, incluso, con la teoría de las formas emergentes o de la Gestalt.
Por otro lado, tiene que ver con el desarrollo de las ciencias sociales y humanas que se han apoyado recientemente en las teorías de las redes. Hace casi dos décadas que este enfoque ha cobrado fuerza en el análisis de la sociedad[3]. Esta aproximación, de la cual forma parte el punto de vista de Latour, ha venido explicando – desde hace décadas – la sociedad en términos de relaciones reticulares y de conjuntos estructurados. En ella han confluido y confluyen desde la teoría de la Gestalt hasta el estructural-funcionalismo, pasando por la sociometría, la teoría de los grafos, la antropología cultural y muchas otras aproximaciones a los fenómenos que subrayan la idea de estructura y sistema.
Finalmente, se trata de un fenómeno comunicativo. Es Internet y su impacto en la comunicación lo que ha dado fuerza y visibilidad al fenómeno de estructuración en forma de red. Los medios ya no son de diseminación y masificación, sino complejas estructuras de redes que se articulan y se solapan unas a otras, imbricándose continuamente.
De modo que el terreno se halla abonado para avanzar en un enfoque de análisis que trate de reunir en un mismo plano la comunicación en red, la generación de estructuras y de conjuntos holísticos, la inseparabilidad de la acción humana y no humana, el rol creciente de los artefactos tecnológicos y las infraestructuras derivadas y los lenguajes de programación, las normas, códigos y reglas sociales y hasta las semióticas sociales los discursos. Y es esto lo que, precisamente, pretende amparar y recoger organizadamente la teoría del actor-red.
Un nuevo marco conceptual
Desde nuestro punto de vista, la teoría del actor-red – aparte de las consecuencias epistemológicas que presente- su gran aportación en la actualidad tiene que ver con la construcción de un modelo conceptual necesario en la teoría de la comunicación contemporánea. En estos momentos, tenemos necesidad de describir y explicar cómo los nuevos medios –redes, programas, plataformas, tecnologías, lenguajes, competencias, etc.- organizan la acción social y las relaciones humanas –y de todo tipo-. Necesitamos un marco conceptual que pueda dar cuenta del continuo movimiento de reticulación, ensamblaje y organización que se produce con los nuevos medios. Y requerimos que este marco sea global, explicativo y sostenga la idea de conjunto.
En este sentido, como explicaba Mongily, muchos conceptos de la teoría del actor-red pueden resultar muy útiles: el concepto de infraestructura tecnológica y su constitución, el de construcción que le es asociado, el de programación y codificación, el de resonancia, etc. Todos ellos, debidamente combinados pueden servir para explicar la reconfiguración constante –a nivel micro y macro- de sistemas de comunicación en que, como diría McLuhan, lo imporante no es ya el contenido, sino el medio entendido como escenario tecnológico de transformación y de existencia social.
Así parecen haberlo entendido –hagan o no mención a la citada teoría- quienes reivindican el papel fundamental que tiene hoy en día las redes y las conexiones. Desde la teoría de las redes hasta el conectivismo, pasando por el constructivismo, la semiótica, la antropología cultural o la economía política… O autores tan diferentes como Castells, Downs, Siemens, Van Dijck, Jenkins, Alex Pentland o Christian Fuchs, entre otros.
Una oportunidad, pues, para la conceptualización de los fenómenos socio-tecnológicos en términos de actores-red.
[1] Seminario que tuvo lugar el 19 y 20 de Febrero: http://www.gabinetecomunicacionyeducacion.com/noticias/alessandro-mongili-presentara-en-la-uab-la-teoria-del-actor-red-y-su-libro-sobre-infraestru
[2] Bruno Latour (2005): Reassembling the Social .An Introduction to Actor-Network-Theory.. Oxford, Oxford University Press. http://dss-edit.com/plu/Latour_Reassembling.pdf
[3] Cf. Lozares, C. (1996) La eoría de las rede sociales. Papers, UAB. Pp. 103-126.nike air max 2019 onlineAir Jordan 1 Retro High OG ‘Chicago’ White and Black-Varsity Red For Sale
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