Si en España hay un periodista emblemático es, sin duda, Gabilondo.
Él ha narrado para la radio y/o para la televisión desde la muerte del dictador (1975) hasta el 23 de Febrero (1981) y la llegada de los socialistas al gobierno español (1982), el atentado terrorista de los trenes en Madrid del 11 de Marzo (2004), las guerras de Irak (1991 y 2001) y la crisis económica (2008). Y vivido en directo la “despedida y cierre” de un canal de noticias (CNN+) y su ominosa sustitución por otro de sandeces: Gran Hermano.
¿Es esta la razón por la que su libro más reciente se llama Fin de una época? ¿Es este su legado a los jóvenes periodistas: un mensaje de decadencia? No. Todo lo contrario.
HACE TREINTA AÑOS
Conocí a Iñaki Gabilondo siendo yo director del departamento de periodismo de la UAB, cuando le organizamos con Paco Lobatón –que había sido compañero suyo en Radio Sevilla- un homenaje de desagravio justo cuando Adolfo Suárez le acababa de cesar como jefe de informativos de Televisión Española a los pocos meses de haberlo nombrado. También parecía un cierre decadente. Pero, en realidad, fue un nuevo principio.
Aquella “despedida” coyuntura fue sobre todo un presagio de que la UCD que Suárez había fundado no resistía ya los aires de libertad del periodismo de Gabilondo; como no resistiría más tarde al propio Suárez que tras haber “heredado” el franquismo se había comprometido firmemente en liquidarlo. Pero también una anticipación de que, a la postre, el periodismo comprometido de Gabilondo resistiría el envite.
La confirmación: al cabo de 30 años y otra vez como director del mismo departamento, Iñaki dicta una conferencia en la Facultad de Ciencias de la Comunicación de la UAB en auténtico olor de multitudes de jóvenes periodistas. Esta vez se homenajea en cierto modo su trayectoria periodística entera. Y su mensaje sigue siendo igual de valiente: el compromiso con el periodismo.
EL COMPROMISO PERIODÍSTICO
Si hace 30 años el periodismo sucumbía frente a los reflujos del fascismo y dictadura, hoy día su amenaza está en el mercantilismo y en la maximización de las audiencias. Insisto: que un canal de noticias cierre y en su lugar aparezca, en el mismo canal y sin solución de continuidad uno dedicado a Gran hermano es más que un símbolo. Pero, si hemos de aprender de lo ocurrido, lo cierto es que hemos de dar por descontado que dentro de otros treinta años, tal vez alguien pueda celebrar que el compromiso periodístico continúa…
Si hace treinta años, el rasgo más definitorio de Gabilondo era la valentía, lo sigue siendo hoy en día. Se dirige a los estudiantes que abarrotan la sala y le siguen con fervor asegurando que un periodista “es una persona comprometida con lo que le rodea. Con valentía. Un periodista es una persona íntegra que se interesa espontáneamente por los demás, que sabe que su trabajo es contar lo que pasa a su alrededor, facilitando su interpretación a los ciudadanos”.
EL PERIODISTA TIENE UN DESTINATARIO: UNA PERSONA CONCRETA
“El periodista –sigue diciendo- es una persona que viaja, mira y aprende de la gente. Se puede viajar a la realidad más cercana o a la más lejana, pero lo que interesa siempre es mirar el rostros de los demás, hablar con las personas…”.
“Periodista es también quien siempre recuerda cuando realiza su trabajo que existe un destinatario real. Una persona que le escucha, que deposita su confianza en él, que le concede cierta credibilidad. Y esto es un auténtico compromiso”.
Gabilondo cree que no sólo lleva razón Kapucinski al decir que el periodismo no es para cínicos, sino que quien olvida que la gente le escucha y olvida también que se debe a esa gente. Quien hace eso no es un periodista ni nada que se le asemeje”.
Por eso lamenta “que muchas empresas periodísticas hoy en día sólo piensen en maximizar las audiencias, en ganar dinero sin ninguna otra consideración…”.
«NO SUICIDAOS TODAVÍA»
Optimista, profético y seguro, Gabilondo sostiene que los jóvenes no deben ser pesimistas, “que si el mundo va mal y el suicidio está justificado, sobre todo, no se suicide nadie todavía –dice medio en broma medio en serio- porque del futuro solo sabemos que será distinto. En el futuro habrá cambios, porque los ha habido en el pasado, pero es un espejismo pensar que todos los cambios acaban en nosotros mismos y que, por tanto, podemos pensar que las cosas seguirán siendo tan lamentables como ahora. No es cierto. El cambio continúa y todo es posible”.
De ahí su optimismo: “hay que esperar un poco para suicidarse y ver qué va pasando”, repite.
Finalmente, una recomendación a los futuros periodistas: “sobrevivirá el periodista que se preocupe por amueblar bien su cerebro. Por interpretar el mundo, por comprenderlo, por explicarlo. En esencia, quien esté aprendiendo siempre. Las tecnologías y las industrias son coyunturales. Lo que importa en el mundo son los contenidos y lo que soporta el contenido son los lenguajes. Quien cuide el lenguaje, quien lo ejercite, quien cuide su idioma e intente comprender, ése será el periodista del futuro y de siempre”.
LOS VALORES DE SIEMPRE
En el ambiente de la sala de actos de la Facultad flota una sensación: que, aunque Gabilondo cumpla casi cincuenta años de trayectoria profesional, la Facultad celebre sus cuarenta años –y, en lo personal, yo esté volviendo a dirigir el mismo departamento que hace treinta años- los valores del periodismo de siempre están más vivos que nunca.
No es el fin de una época, sino el inicio de otra en la que recuperar los valores de antaño es una prioridad.
¿Será esto por lo que la idea de nuevo humanismo no se separa de mí en los últimos tiempos?nike air max 2019 infraredadidas Yeezy Boost 350
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